Tabla de Contenido
La artrosis es una de las enfermedades articulares más extendidas en todo el mundo. Se caracteriza por el desgaste y la inflamación del cartílago articular, la almohadilla que amortigua las fricciones entre los huesos en nuestras articulaciones.
¿Qué es la Artrosis?
La artrosis es una enfermedad degenerativa que afecta principalmente a las articulaciones sometidas a mayor esfuerzo y peso, como las caderas, rodillas, hombros, y ciertas zonas de la columna. El desgaste del cartílago y su posterior inflamación provocan dolor y limitación del movimiento.
¿A quién afecta?
Esta enfermedad afecta a un significativo porcentaje de la población, especialmente a medida que avanza la edad. La Sociedad Española de Reumatología estima que la artrosis afecta al 10% de la población en general, siendo aún más prevalente en mayores de 50 años. Sorprendentemente, hasta el 80% de los mayores de 75 años muestran signos radiológicos de artrosis.
¿Cómo se desarrolla la Artrosis?
El desarrollo de la artrosis pasa por varias etapas. Inicialmente, el cartílago pierde su elasticidad y se vuelve más frágil. Posteriormente, se adelgaza hasta llegar a desaparecer en ciertas áreas, dejando al hueso subyacente expuesto. Finalmente, la falta de protección cartilaginosa provoca una mayor susceptibilidad a las fuerzas físicas, intensificando el desgaste.
Factores de Riesgo
- Edad: El riesgo aumenta con la edad.
- Género: Las mujeres mayores de 55 años son más propensas a sufrir de artrosis.
- Menopausia: La disminución de estrógenos post-menopausia puede desencadenar la artrosis.
- Genética: Existe un patrón hereditario en ciertas familias.
- Obesidad: El exceso de peso añade una carga adicional a las articulaciones.
- Actividad Física: El ejercicio excesivo o ciertas ocupaciones pueden aumentar el riesgo.
Síntomas de la Artrosis
El síntoma más común es el dolor articular, que suele empeorar con el esfuerzo y mejorar con el reposo. Otros síntomas incluyen:
- Rigidez articular, especialmente después de periodos de inactividad.
- Crujidos al mover las articulaciones.
- Hinchazón o derrame articular.
- Atrofia muscular alrededor de las articulaciones afectadas.
Diagnóstico de la Artrosis
El diagnóstico se realiza mediante una combinación de examen físico y pruebas de imagen como radiografías. La historia clínica del paciente y la detección de dolor, tumefacción y deformidades articulares son fundamentales. También pueden ser necesarias ecografías y resonancias magnéticas para una evaluación más detallada.
Tratamientos Disponibles
Aunque la artrosis no tiene cura, existen tratamientos eficaces que ayudan a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida:
Medidas Físicas
- Ejercicios regulares para mejorar la movilidad y fortalecer los músculos.
- Terapias de calor y frío para aliviar el dolor.
- Control del peso para reducir la carga sobre las articulaciones.
Medicamentos
Analgésicos como el paracetamol y antiinflamatorios no esteroides (AINEs) como el ibuprofeno se utilizan comúnmente para aliviar el dolor. En algunos casos, se pueden considerar infiltraciones de cortisona o ácido hialurónico para mejorar los síntomas.
Cirugía
En etapas avanzadas, la cirugía puede ser una opción para reparaciones articulares o, en casos más graves, el reemplazo de articulaciones afectadas.